Hace unas semanas, dando una vuelta por la ribera del Ebro, me paré un rato en el meandro de Cabañas de Ebro.
Entre los milanos negros, las garzas y un par de martines pescadores, estaba pasando un rato la mar de entretenido. De pronto me fijé en un tronco que arrastraba la corriente con un bulto extraño subido encima. Eché mano de los prismáticos y cual fue mi sorpresa al descubrir que el bulto sospechoso era en realidad una agachadiza común (Gallinago gallinago) que disfrutaba de un placentero crucero fluvial.
El cruceritoooooooo...
Esta curiosa ave limícola se caracteriza por su pico largo y recto, casi desproporcionado con respecto al cuerpo, que utiliza para buscar alimento en el barro y las orillas fangosas. De tamaño medio (unos 27 cm de longitud y 40 de envergadura), es difícil de localizar por su plumaje barreado que le permite camuflarse estupendamente entre los juncos y hierbas de las orillas. Quizá el momento más fácil es cuando se alimenta, y sale a los márgenes de marjales, charcas y riberas buscando gusanos en el lodo con su largo pico.
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